Ecocardiograma por estrés.

El ecocardiograma de estrés estudia el comportamiento del corazón ante una situación de aumento de estrés, ya sea a través del ejercicio o de un fármaco, lo que permite observar si  el corazón recibe el suficiente flujo de sangre y el correcto funcionamiento de las válvulas cardíacas.

Se realiza combinando el uso del ecocardiograma transtorácio con el ecocardiograma de ejercicio, o bien se administra un fármaco (dobutamina) que actúa como simulador de ejercicio en reposo (ecocardiograma de estrés farmacológico).

Ecocardiograma de ejercicio.

La persona se tiene que desvestir de cintura hacia arriba y se le colocan unos electrodos para monitorizar el electrocardiograma y ecocardiograma durante toda la prueba. También se controla la tensión arterial. La prueba empieza con el paciente tumbado sobre el lado izquierdo al que se le aplica un gel conductor para realizar el ecocardiograma transtorácico en reposo y tomar las imágenes.

Después, se hace el ecocardiograma de ejercicio que de forma habitual se realiza en cinta de correr (menos frecuente en bicicleta) que cada pocos minutos aumenta de velocidad, pendiente y potencia. La prueba finaliza cuando el paciente no puede seguir caminando.

Inmediatamente, tras finalizar el ejercicio, la persona se tiene que tumbar de nuevo sobre el costado izquierdo para realizar de nuevo un ecocardiograma transtorácico post-ejercicio.

El ejercicio tiene el efecto de aumentar de forma transitoria la cantidad de sangre que circula por las arterias sanas del corazón sin aumentarla en las arterias con obstrucción de su luz. Esto se puede detectar por la aparición de dolor torácico o por la aparición de alteraciones en el electrocardiograma o la ecocardiografía. Además, el ejercicio puede poner de manifiesto disfunciones de las válvulas que pueden no ser evidentes en la ecocardiografía de reposo.

Ecocardiograma de estrés farmacológico.

En esta prueba se estimula el músculo cardíaco a través de un fármaco (dobutamina) que actúa como simulador de ejercicio en reposo. Puede provocar una sensación de aumento de la velocidad del ritmo cardíaco en reposo, así como un ligero hormigueo facial, temblor, mareo, náuseas, palpitaciones y ligera molestia torácica.

Para administrar el fármaco se coloca una vía endovenosa al paciente. La infusión del fármaco dura entre 10 y 15 minutos.

Se monitorizan el ecocardiograma y el electrocardiograma, así como la tensión arterial. Primero se realiza un ecocardiograma en reposo y posteriormente se van realizando nuevos ecocardiogramas a cada incremento de dosis del fármaco. 

La prueba suele durar una media de 45-60 minutos, tras la que el paciente puede reanudar la actividad habitual.